La burguesía marca ahora la pauta. A los valores feudales sucede el materialismo y a la búsqueda de lo cualitativo lo cuantitativo. En lo político, social e incluso filosófico se tiende a lo económico. La inspiración religiosa se desvía hacia la salvación del alma y los peligros de la vida futura, frente a un universo que abandona la presencia del espíritu, que sólo piensa en su propio destino.
Contexto Histórico
Esta época estuvo llena de innovaciones en todos los campos. En lo político, representa la superación de la organización feudal por los estados nacionales basados en el derecho romano, según el cual el poder reside en el rey que gobierna sobre todos sus súbditos. En lo social, representó la consagración de la burguesía, ya que las necesidades económicas del nuevo Estado aumentan su protagonismo como sostenes financieros de los proyectos monárquicos y como fuente de impuestos. Cada vez más el comercio requiere de enormes capitales para sostenerse, pues el tráfico con Oriente distrae grandes cantidades de oro y amenaza con agotar las reservas.
La cultura, monopolio del clero, reclama la atención de los humanistas, cuyo ideal es la afirmación del hombre al estilo clásico, para lo cual elaboran una visión antropocéntrica del mundo. En lo filosófico, surge la controversia entre el platonismo y el aristotelismo.
Todos estos movimientos histórico-culturales tuvieron su origen en Italia, pues ésta era la región mejor preparada para ello, aunque estuviese dividida en un sinfín de repúblicas.
Contexto Artístico
Desde el punto de vista cultural, el factor determinante de la nueva época sería la afirmación intelectual de lo que se ha dado en denominar humanismo. La primera etapa implicó la restauración de los temas, de los principios y de las características formales de la Antigüedad clásica.
En pintura, ello significará revivir un arte verosímil y naturalista; en escultura, la vuelta a cánones clásicos, al ideal de belleza humana, al sentido de la armonía y el equilibrio clásicos; y en arquitectura, una violenta ruptura con los modelos arquitectónicos medievales y el retorno a los elementos y técnicas romanas de construcción.
Los temas de la mitología renacen, aunque habitualmente entremezclados con los de la hagiografía cristiana. Además, hemos indicado que se trata de un movimiento de carácter antropocéntrico, contrario al geocentrismo medieval. Se produce por ello un retorno a la medida humana como referencia.
El Quattrocento.
A comienzos del siglo xv se produce en Florencia una transformación profundamente radical de los aspectos formales y temáticos, y de la función del arte o el artista. El quattrocento nace impulsado por una serie de artistas que, cada uno en su especialidad, revolucionará la concepción del arte: en arquitectura, Filippo Brunelleschi; en escultura, Donatello y en la pintura Masaccio. A ellos tres habría que añadir el nombre de León Bautista Alberti, escritor y arquitecto, que aporta el compendio teórico de toda esta nueva concepción del arte.
Arquitectura
En arquitectura, este primer Renacimiento supone una ruptura radical con el lenguaje característico de la Edad Media. Dos principios fundamentales asientan su nueva formulación:
• La utilización de elementos constructivos tomados de la Antigüedad clásica.
• La búsqueda de la unidad espacial.
De esta forma, vuelven a utilizarse el arco de medio punto, columnas y pilastras con los órdenes clásicos, entablamentos, decoración de casetones, etcétera.
Escultura.
En el siglo xv las obras renacentistas amalgaman la inspiración clásica con el naturalismo gótico, lo que dio por resultado tipos humanos sometidos a los cánones clásicos. Por su parte, en el siglo xvi el gusto vuelve hacia lo grandioso así como hacia la interpretación idealista de la estatuaria clásica.
Aunque el mármol continuó siendo el material preferido, se produjo un desarrollo espectacular de la técnica del bronce y se popularizó el uso del barro vidriado recubierto con esmalte policromado para darle un sentido más realista.
El relieve se caracteriza por una fuerte preocupación por la perspectiva, el espacio y la profundidad. Los personajes representados en éste y en la escultura están dotados de una serenidad y calma de actitudes muy diferentes al gótico.
A los escultores les preocupaba la anatomía y plasmar la fuerza del sentimiento, de las pasiones humanas. Para ello se utilizan materiales nobles, como el mármol y el bronce. Además del género religioso, surgen elementos profanos y resucita el retrato ecuestre.
Pintura
Esta nueva concepción va a repercutir en la ciencia y en el arte, que se afana por descubrir leyes objetivas que permitan representar no sólo lo que se ve sino las estructuras secretas. Se pasa así de representar simplemente la realidad a intentar ordenarla según una rigurosa colocación de los objetos. Brunelleschi inicia sus estudios de la perspectiva mediante la asociación del arte con la geometría y las matemáticas. Sus descubrimientos se aplicarán a la pintura, lo que permitirá a los pintores representar el espacio de tres dimensiones sobre una superficie plana, abandonando así su carácter lineal, como en el románico y el gótico, donde el color es generalmente elemento ornamental mal igual que la línea. Ahora surge la tradición del bulto pleno, que procura obtener formas fuertemente tridimensionales y al mismo tiempo situarlas en un espacio posible, cuyos elementos entran en correlación con las figuras. Al separar la obra de su soporte temático, el dibujo recupera su valor estético clásico.
La elaboración de este artificio óptico se hizo posible gracias al uso de dos convencionalismos:
• La perspectiva lineal, cuyos objetos se acortan con la distancia.
• La perspectiva aérea, en la que se difuminan con la distancia.
En cuanto a la figura humana, se recupera el ideal clásico. Su estilo está dominado por el realismo y la sobriedad, por la solidez formal y sus efectos de luz. Aplicando sus conocimientos sobre la perspectiva y la luz, sumerge al hombre en una realidad tridimensional, emotiva, posible y libre de detalles anecdóticos. Esta cadencia de retoricismos sorprende en su época, que prefiere la sensualidad de Fra Angélico, ya que es un arte que no limita la realidad vista, sino que la recrea.
El Cinquecento.
El propio nombre de cinquecento alude genéricamente al segundo ciclo del Renacimiento en Italia, concretado precisamente en el siglo xvi. Durante el cinquecento se mantuvieron ciertos aspectos característicos, propios del primer Renacimiento, en especial el apego a las pautas clásicas. No obstante, se producen también ciertas transformaciones en la Italia de la época que alteran el universo general que definió el arte de ese periodo, especialmente la intervención militar de países extranjeros como España o Francia en suelo italiano, la decadencia de algunas repúblicas independientes y la recuperación política del papado, cuyo nuevo mecenazgo convertirá a Roma en la capital artística del mundo.
El modelo antropocéntrico mantiene su preeminencia, aunque las obras, especialmente de arquitectura y de escultura, adquieran mayor monumentalidad. Se potencia el carácter científico y de investigación de la obra de arte. En este sentido, las mayores aportaciones son las de Leonardo, especialmente su concepción de la perspectiva aérea. Por último, también crece el prestigio de los grandes artistas cuya cotización aumenta continuamente, pareja a su mayor encumbramiento.
Arquitectura
En el ámbito de la arquitectura se destaca la construcción de nuevos palacios, de mayor magnificencia que en el siglo anterior, y de nuevos templos que buscan un distinto planteamiento con la centralización de sus plantas.
La cúpula propiamente dicha se asienta sobre un tambor circular que presenta parejas de columnas gemelas, destacadas del plano de muro. Sobre el tambor se eleva un sobrecuerpo o segundo tambor, con decoración de guirnaldas, y sobre éste la cúpula en sí, apuntada, de nervios destacados y vibrantes en sus juegos de luz y sombra. Sobre la cúpula se eleva una linterna abierta a la luz, también entre pares de columnas. Todo ello dentro ya de un lenguaje claramente manierista que es consustancial a su autor en esta época.
Pintura
El cinquecento representa la culminación y la crisis del Renacimiento. En su pintura pervive el ideal neoplatónico de búsqueda de los valores universales, lo que da a la obra cierta plenitud y unidad. Resueltos los problemas técnicos en el quattrocento, la pintura del cinquecento centra su preocupación en el contenido, iniciando un proceso de simplificación que lleva a eliminar lo secundario y potenciar las líneas y planos fundamentales.
Ese mismo afán de clarificar el orden interno de la obra se explica en el arte de componer. El artista distribuye sus elegantes y grandiosos personajes de un modo equilibrado dentro de esquemas geométricos sencillos. El movimiento es todavía una obsesión que habla de la capacidad del pintor. Los estudios de la luz abren nuevas posibilidades. El esfumato permite crear ambientes respirables que tienden a borrar el perfil de las figuras y darle un carácter dramático a la obra.
En el siglo xvi el centro artístico italiano se traslada a Roma. La corte de los papas se convierte en el nuevo mecenazgo, que recompensa espléndidamente a los grandes pintores que como Rafael o Miguel Ángel adquirirán un gran prestigio y consideración social como genios fuera de lo común.
Escultura
La escultura del Cinquecento buscará la grandiosidad y la monumentalidad inspiradas directamente en las esculturas clásicas descubiertas en Roma gracias a una ferviente actividad arqueológica (1506. Descubrimiento del Laooconte). Lo que supone la recuperación del desnudo y las representaciones heroicas y gigantescas realizadas en bronce y, sobre todo en mármol.
Sus esculturas revelan un perfecto conocimiento de la anatomía, lo que le permite representar fielmente todos los detalles del cuerpo humano, sobre todo de músculos, venas y articulaciones. Sus figuras encierran un movimiento en potencia que se convertirá en acto al llegar la generación del barroco. Es característica de algunas de sus esculturas la expresión de la cara en la que destaca mirada terrible que sus contemporáneos denominaron terribilitá.
Manierismo
Como reacción al optimismo vital del Renacimiento, surge una corriente artística llamada manierismo, que trata de encontrar soluciones culturales nuevas. Este término, derivado de la palabra maniera, actualmente se utiliza para indicar la etapa de decadencia de un estilo, y ésta era una de ellas, pero el manierismo del siglo xvi es considerado como un momento artístico con personalidad propia de manera tal que, desde Italia, se extenderá por toda Europa hasta convertirse en el primer estilo de carácter internacional.
El manierismo, a partir de los fundamentos clásicos que buscan la armonía y la razón, llega a resultados absolutamente anticlásicos. Las formas se distorsionan, las composiciones se desequilibran, los colores se vuelven irreales, el arte deviene falso, lujoso, sensual y decadente.
Arquitectura
Su carácter artificioso le lleva a una concepción dominada por el efecto sorpresa. Se abandona la correspondencia entre fachada e interior y se rompe el equilibrio entre peso y soportes, lo cual provoca cierto desasosiego. En la capilla de los Médici ya se manifestaba cierta libertad plástica en el tratamiento de los elementos arquitectónicos. La Villa Rotonda de Palladio, formada por un cubo de cuatro fachadas; el Pallazo Té y El escorial de Giulio Romano, quien fue alumno de Rafael, son buenos ejemplos.
Escultura
El Renacimiento había conseguido el punto de vista único en la estatuaria, pero con Miguel Ángel se impone la subjetividad de la visión giratoria ya que a medida que se circula a su alrededor se descubren nuevos planos que forman parte de una misma obra. Este cambio se debió al uso de la forma serpentinata basada en su disposición asimétrica y contorsionada del cuerpo humano, que provoca un efecto de tensión física y psicológica.
En Mercurio y El rapto de las sabinas, Giovanni Bologna (conocido como Juan de Bolonia) logra plasmar esa sensación cinética de gran efectismo. En Castilla, la figura sobresaliente es Alonso Berruguete.
Pintura
Es en este campo donde por primera vez se hacen presentes los cambios artísticos. Con Rafael y Miguel Ángel se pensó que la pintura había llegado a la perfección y que eran insuperables. Luego de ellos el arte cae en el amaneramiento, limitándose los artistas a pintar a la “maniera de...”, de dónde provino la denominación que se les impuso. La diáspora de artistas italianos facilita la dispersión de este estilo por otros centros culturales europeos. Uno de los ejemplos más importantes de la pintura manierista es La Virgen del cuello largo, elaborada por Francesco Mazzola “Parmigianino” (1534-
1540).
Referencias:
Farga, M. R., Fernández M. J.. (2012). Historia del Arte. México: Pearson Educación de México.
Manuel Martin (2013). La Escultura del Cinquecento. 25 de Febrero del 2016. Arteydibujo Sitio Web: http://www.arteydibujo.com/arte/11-renacimiento-cinquecento/escultura-del-cinquecento/
